A continuación te detallamos los 10 puntos más importantes que debes realizar a la hora de elegir correctamente el calzado para practicar running.
1. Conoce tu pisada: realízate un estudio de la pisada. Aunque lo ofrecen en algunas tiendas este tipo de estudios debe ser realizado por un especialista: un podólogo, ni la tecnología, ni mucho menos los conocimientos del dependiente, te van a proporcionar un resultado fiable. A través de este estudio podremos determinar el tipo de pisada, como realizamos el apoyo, la entrada y la salida del pie. En función de estas variables podremos buscar un tipo de zapatilla u otro.
2. Enlazado con el punto anterior, es posible que tu podólogo, tras el estudio de la pisada, te recomiende la realización de unas plantillas. Ten en cuenta que nuestros pies son únicos pero las zapatillas no, ya que se fabrican de forma genérica. Por eso es posible que tu pie necesite algo más que una zapatilla “pronadora”, “supinadora” o “neutra”, pues durante la fase de apoyo nuestro pie puede realizar diversas compensaciones que deben ser corregidas.
3. Tu estado de forma también influye en el tipo de calzado que debes usar. Si tienes sobrepeso el running te ayudará a perderlo, pero debes calzarte adecuadamente si no quieres lesionarte: exceptuando los casos particulares, se recomiendan zapatillas con más amortiguación para personas con sobrepeso y/o con debilidad articular de modo que se disminuya el impacto con el suelo.
4. ¿En qué terreno vas a correr? En función del pavimento por el que vayamos a rodar, escogeremos unas u otras zapatillas: si corres por asfalto (terreno duro y llano) las zapatillas deben tener mayor amortiguación y la suela más lisa; si corres por terreno montañoso (irregular y más blando) la amortiguación será menor y la suela más rugosa para conseguir mayor agarre.
5. ¿Cuánto corres? La distancia será otro factor a valorar. Para largas distancias se recomiendan zapatillas ajustadas y con mayor amortiguación. Para carreras cortas o intensas y para competición debes emplear zapatillas ‘ligeras’, con un peso bajo y menor amortiguación.
6. Las zapatillas no deben ser ni grandes ni pequeñas, porque aquí el tamaño sí importa: lo ideal es que sobre un dedo entre el final de los dedos del pie y la punta de la zapatilla. Al correr el pie se dilata y una zapatilla demasiado ajustada puede ocasionarnos problemas. También valora el ancho no todos los pies son iguales y la zapatilla debe adaptarse a tú pie.
7. Valora la altura de pala: es la altura que tiene la zapatilla en la zona de los dedos. Al correr nuestros dedos se doblan hacia arriba para facilitar el despegue del pie, lo cual hay que tenerlo en cuenta para que una altura de pala demasiado baja no nos provoque lesiones por rozamiento. A esto hay que añadirle las posibles deformidades de tu pie: juanetes, dedos en garra, etc.
8. Drop: la diferencia de altura de la suela entre la zona del talón y la zona de los dedos es otra característica de la zapatilla que debes tener en cuenta.No cambies la altura de drop de tus zapatillas de forma brusca, ya que es muy posible que te provoque sobrecargas musculares, tanto en la planta del pie como en la cadena posterior de la pierna (tendón de Aquiles, gemelos, sóleo, isquitibiales, etc.). Debes hacerlo de forma progresiva y con una pauta de estiramientos.
9. ¿Eres experto o aficionado? Un corredor más experimentado, con una técnica de carrera más depurada puede correr con zapatillas menos amortiguadas y drop más bajo que un corredor aficionado.
10. No caigas en modas: qué un deportista famoso utilice ciertas zapatillas no quiere decir que a ti te vayan a ir bien: nuestros pies y nuestra pisada seguramente no tengan nada que ver con los suyos y tendrás más posibilidades de sufrir una lesión a causa de la mala elección. Tampoco debes usar zapatillas que estén diseñada para otro uso: repasa el punto 4. También las marcas de calzado realizan modelos de zapatillas que parecen deportivas, pero no lo son, tenlo en cuenta.